MIZPAH







Desenvainando mi espada
Y empuñándola a mi corazón
Te digo:
-sin ti mi vida no vale nada
porque eres la razón de mi existir,
testigos de estas palabras tan solo:
la encrucijada y mi vieja armadura
que siempre me ha de servir-.

Guardo mi espada y ensillo mi corcel.

Cabalgo y cabalgo,
Por lugares la cual nunca creí conocer.

Ya es media noche
Y en un bosque me encuentro perdido
-ahh, mi vida ya no tiene sentido-.

Desmonto mi corcel,
Y con nudo del ahorcado
Mi cordel
En la rama de un árbol había dejado.

Mirandolo
Cientos de lagrimas de lanzan
Desde el trampolín de mis ojos,
Mil sensaciones de dolor y martirio
Despedazan
Este humilde corazón que tan poco tiempo ha vivido.

La tristeza y el dolor
Me insistían a usar el cordel.

Ya teniéndolo en mi cuello
La soledad que ella ha dejado
Me insita a tirar de el.

De repente
Un grito bullicioso de recuerdos
Invade mi mente:
Sentado en su regazo
Y dándonos un mutuo abrazo de amor;
Sonrisas de un lado a otro
Como si fuese un remolino de felicidad…

Tirado en la alfombra verde
De aquel bosque y llorando de tristeza
Este valiente la valentía pierde
Frente a un cordel con nudo del ahorcado.

Al amanecer
Ya con los ojos hincados de tanto llorar
Tomo mi corcel
Y comienzo a cabalgar.

No volveré a la casa mía,
No volveré a estar allí dentro
Porque se encuentra sola y fría
Y mi madre recostada
Ya no espera con ansío pensamiento
Del hijo la llegada
Porque…Ha muerto.